El grupo denominado
“Profesionales PRO”, se tomó el trabajo de elaborar una respuesta pública a un
post de mi blog titulado “5 años de Gobierno PRO, en números”.
He aquí la respuesta, publicada en este link de Facebook:
Replica de Profesionales
PRO a Fernando Renzi (DG de Control de Economía y Hacienda de la Auditoría )
En los últimos
días se publicaron una serie de comentarios llenos de connotaciones políticas,
presentando números organizados de tal forma únicamente para intentar concluir
las afirmaciones más irrisorias (ver http://sardinaseneldesierto.blogspot.com.ar/).
Por tal motivo nos
sentimos obligados a descubrir tales falacias, evidentes cuando se presenta el
resultado económico en términos absolutos, y no porcentuales, de modo de
impedir que podamos evaluar la coherencia de los números, la cual puede
apreciarse en este caso solamente en su proporcionalidad.
Evidentes también
cuando se muestra una recaudación presentando únicamente cifras del ABL, como
si todos los recursos de la
Ciudad más grande del país proviniesen de esta fuente. O
exponiendo un gráfico de la deuda en dólares, pero sin referenciar la capacidad
de pago que tiene el Gobierno porteño, reflejada en sus ingresos totales.
Sesgado cuando
subrayan que se mantuvo una inversión muy por encima de los valores históricos,
de manera sostenida, pero intentando despreciarla al decir que se habían
alcanzado los mismos ratios de inversión un par de años antes, sin que esto diga
nada de la sustentabilidad de inversión, de su constancia, o del impacto social
de las mismas.
Son comentarios
que entendemos no deberían proceder de un Auditor, cuya tarea debe ser
imparcial, y que solamente al mencionar algunos de sus comentarios evidencian
una metodología rigurosa en distorsionar la realidad, y peor aún subestimar a
los ciudadanos de esta gran ciudad.
Los resultados que
exhibe el gobierno de Buenos Aires, bajo el liderazgo de Mauricio Macri,
demuestran una administración prudente desde el punto de vista financiero, con
ingresos que han crecido al ritmo de mayores gastos y que son congruentes con
un contexto altamente inflacionario, y que habiendo heredado cuentas sumamente
deterioradas de la gestión predecesora, ha sabido afrontar un contexto
turbulento sin empeorar su perfomance.
Más aún, con un
resultado económico primario superavitario y un resultado total coherente en
términos de su relación con los ingresos totales, es destacable que el origen
de los recursos muestran hoy una mayor participación del sector privado
en el financiamiento (72 % en 2012 vs 68 % en2007) que las economías
familiares, y representando el ABL solamente el 4 % del total de los recursos
con que cuenta la Ciudad
para afrontar todos sus gastos,prácticamente la misma proporción que tenía al
principio de esta gestión.
Con respecto a la
deuda, si se considera la deuda total de la Ciudad , medida en dólares, entre 2007 y 2012 la
misma creció mucho menos (21,5 % cada año) que el incremento que sufrieron las
variables ingresos fiscales o gastos, y manteniendo prácticamente la misma
respecto de los ingresos totales, que son los que a fin de cuentas reflejan la
capacidad de pago y por ende de endeudamiento de cualquier jurisdicción.
Ni que mencionar
de otros aspectos, como la escolarización adolescente, que aumentó, o que la
situación de vivienda irregular, que se redujo. O mencionar que el destino
principal del gasto, cuando se considera la función económica del mismo,
refleja los mismos intereses de una sociedad porteña que entiende que la educación
(27 % del gasto) y la salud (23 % del gasto) son la prioridad.
En conclusión,
ninguna de las cifras fiscales, y que son de público conocimiento, demuestran
una desmejora de las finanzas públicas, antes bien, son prueba contundente de
la labor de un Gobierno que supo hacer frente a un contexto sumamente complejo,
pero sin disminuir su rol de modernización, transformación y desarrollo, pero
más importante aún que los números, la Ciudad es hoy una capital de clase mundial, ala
vista irrefutable de todos los ciudadanos, habitantes o no de esta gran ciudad,
argentinos y del mundo.
Mi respuesta:
Arranco
por las afirmaciones de tipo personal. Me refiero
específicamente a este párrafo:
“Son comentarios que entendemos no deberían proceder de un Auditor, cuya tarea debe ser imparcial, y que solamente al mencionar algunos de sus comentarios evidencian una metodología rigurosa en distorsionar la realidad, y peor aún subestimar a los ciudadanos de esta gran ciudad”.
Es lógico que no
me conozcan muchos de los miembros de ese grupo. Tal vez ninguno. Me dedico
hace algunos años a la política y trato (hago un esfuerzo enorme en mi blog por
lograrlo) de no mezclar cuestiones políticas con personales ni de personalizar
las discusiones. No me gusta que se pretenda cuestionar mis argumentos o
determinada presentación de datos cuestionando la forma en que se desempeño mi
tarea en la Auditoría
ni diciendo alegremente que pretendo tomar por tontos a los porteños.
Estoy al frente
de la Dirección
de Control de Economía, Hacienda y Finanzas de la Auditoría de la Ciudad desde febrero del
año pasado. Tengo a mi cargo ocho equipos de profesionales de gran capacidad y mucha
experiencia (varios de ellos forman parte de la institución desde su creación) para
llevar adelante la tarea de auditar a los Ministerios de Desarrollo Económico y
de Hacienda de la Ciudad.
Los informes de
Auditoría que elabora la
Dirección a mi cargo cuentan también con la supervisión de
dos Directores de Proyecto designados a propuesta de los Auditores Generales
del PRO (la Constitución
de la Ciudad
establece en su artículo 136º que la presidencia la ejerce alguien designado a
propuesta de la principal fuerza de oposición y el resto de la composición
respeta la proporcionalidad de partidos o alianzas en la Legislatura ). Una vez
que la Dirección
a mi cargo eleva una propuesta de informe, lo revisa una Comisión integrada por
cinco de los siete Auditores Generales (en este caso, dos por el Frente para la Victoria , dos por el PRO
y la restante por la Coalición Cívica ).
Una vez aprobado
el informe por la Comisión ,
se remite a las áreas del Gobierno auditadas para que tengan la posibilidad de
hacer un descargo respecto de las observaciones y luego se corrige lo que
corresponda, se lo aprueba nuevamente en Comisión y luego se lo eleva a Colegio,
donde los siete Auditores Generales toman la decisión final respecto de su
contenido.
Hasta donde
recuerdo (se puede consultar la página web de la Auditoría y ver todos
los informes publicados durante mi gestión), la totalidad de los informes elaborados
por la Dirección
de Hacienda fueron aprobados en forma unánime por el Colegio de Auditores.
Pretender que yo pueda desarrollar mi tarea de una forma parcial en este
contexto sería pensar que no sólo puedo engañar a los porteños sino
particularmente a unas 50 personas, entre las que se encuentran figuras del PRO
con una destacada trayectoria política y que sin duda se toman tan en serio su
trabajo como yo.
Lejos de eso,
trato de facilitar la tarea de los equipos a mi cargo, de tener buena relación
con las áreas que me toca auditar y de que el trabajo siempre esté respaldado por la
documentación correspondiente.
Tengo una obligación de confidencialidad respecto de buena parte de la información que manejo, que cumplo rigurosamente. No uso en este blog ni en ninguna publicación a mi cargo información que no pertenezca a fuentes públicas, que además se pueden chequear.
Tengo una obligación de confidencialidad respecto de buena parte de la información que manejo, que cumplo rigurosamente. No uso en este blog ni en ninguna publicación a mi cargo información que no pertenezca a fuentes públicas, que además se pueden chequear.
Tengo ideas políticas y mis afirmaciones tienen "connotaciones políticas", al igual que quienes me respondieron desde Profesionales PRO. Soy un militante
político. No reniego ni lo haré jamás de esa condición. No pretendo ocultarla
(quien vea la portada de mi cuenta de twitter podrá sacarse cualquier duda
acerca de ello), y tengo una visión enormemente diferente de la que el PRO
tiene. Mi blog refleja mis opiniones políticas, es obvio (o al menos debería
serlo).
La nota de la discordia
Así como se utilizan argumentos ad hominen para situarse en el centro del
ring y tratar de ganar una discusión, también se pretende darle objetivos a la
nota muy por encima de las posibilidades que yo mismo expresé en el primer párrafo
de la misma: algunos números, algunos comentarios, algunos gráficos.
Comienza la cosa haciéndome pretender que deseé analizar la recaudación de la Ciudad a partir de la
recaudación de ABL. Lejos de ello, se trata de un tema que he analizado en profundidad en otros post y respecto del cual se me suelen hacer consultas. De
ninguna forma pretendo como se dice hacer creer a nadie que el ABL representa “todos
los recursos de la Ciudad
más grande del país”.
Es extraño, se pretende dar a un post de pocos párrafos el carácter de una
especie de balance enciclopédico respecto de los primeros 5 años de gestión y
criticar desde ahí toda la información que falta. Me parece mucho.
En todo caso, cualquier lector puede mirar el resto de los post o revisar
las etiquetas de la nota y ver con qué profundidad he tratado cada tema. Pero aún
así, mi blog no es una enciclopedia. Ni siquiera es un diario o una revista, a
los que se se puede exigir cierta cobertura de una serie de temas. Escribo
cuando quiero y, más que nada, cuando puedo. No exageren.
La deuda
Se me critica que expongo “un gráfico de la
deuda en dólares, pero sin referenciar la capacidad de pago que tiene el
Gobierno porteño, reflejada en sus ingresos totales”. Buen argumento y muy
buena discusión.
Efectivamente, la capacidad de pago de
una deuda es mucho más importante que su monto. Si gano mil pesos y debo cien,
estoy en peor situación que si gano dos mil y debo 150, por más que en el
segundo caso tenga una deuda mayor.
No pretendo engañar a nadie con eso, sino
mencionar un punto que también se me discute en el siguiente párrafo y que me
parece una discusión central respecto de la política de endeudamiento del
Gobierno de la Ciudad :
para qué nos endeudamos.
Citemos la crítica que me hacen:
"Sesgado cuando subrayan que se mantuvo una inversión muy por encima de los valores históricos, de manera sostenida, pero intentando despreciarla al decir que se habían alcanzadolos mismos ratios de inversión un par de años antes, sin que esto diga nada de la sustentabilidad de inversión, de su constancia, o del impacto social de las mismas."
Sesgado es denominar "valores
históricos" a una serie que arranca en el año 2000 y que incluye los
peores años de la fenomenal crisis económica que generaron las políticas de los
años '90, pero dejémoslo ahí. Centremos la discusión en eso de "una inversión muy por encima, de manera
sostenida".
¿Muy por encima para quién?, ¿bajo qué
circunstancias? Tal vez, si hubieran hurgado un poco más en el blog, hubieran
encontrado la siguiente cita:
"la inversión no ha sido para nada ambiciosa en estos años. El promedio de estas columnas prevé una inversión del orden del 11.5 por ciento respecto del gasto desde el año 2000 hasta el 2007. La administración actual proponía un 14 por ciento y nosotros pensamos llevarla al 22.9 por ciento respecto del gasto. Esta situación claramente ha generado en la ciudad lo que me parece que corresponde llamar “pasivo de infraestructura"
La frase pertenece al Ministro de Economía
de la Ciudad , Néstor
Grindetti, y fue expresada antes de asumir su cargo, en su segunda visita
a la Legislatura en
el marco de las reuniones para aprobar el Presupuesto 2008, el 23 de noviembre
de 2007.
Grindetti mismo afirmaba en esa oportunidad
que se podía financiar un 14% de la inversión con recursos propios y que hacía
falta endeudarse para dar un saltito más. Algo que como comento en la nota
hicieron el primer año (aunque no muy cerca de la meta) y luego nunca más
repitieron. Lo que sostengo, y voy a seguir sosteniendo porque me avalan los
números de la Ciudad ,
es que una enorme proporción de la deuda terminó financiando gasto corriente.
¿Queremos hablar de sustentabilidad? Hablemos de sostener la inversión en los
años en los que no podamos endeudarnos, en los años en los que tengamos grandes
acumulaciones de vencimientos, pero sobre todo hablemos del destino de la deuda.
Porque sin la parte que se financió con
endeudamiento, en 2009, 2010 y 2012 la inversión hubiera sido apenas el 6% del
total de gastos.
En muchos casos, las emisiones terminaron
depositadas a plazo fijo recibiendo un interés marcadamente menor al que se
pagaba por los créditos. ¿Es sustentable? Hablemos de la deuda de u$s 300millones que colocaron en 2010 al 12,5% anual para hacer subtes, que a febrero
de este año todavía no habían terminado de transferir a SBASE.
Es interesante que me hablen del ratio de
deuda y de la capacidad de pago. El 97% del stock de deuda está en moneda
extranjera o atado a su valor. Me imagino que conocen el impacto que tendría en
esas cuentas una devaluación del 40%, como propone el candidato de vuestra
lista de Diputados Nacionales para estas elecciones, Federico Sturzenegger.
Francamente es muy lindo sopesar el impacto
social. Todos queremos que se hagan obras que le mejoren la vida a la gente. Me
parece importante el debate y también el debate sobre cómo financiarlo. Pero la
política de endeudamiento del Gobierno de la Ciudad deja mucho que desear, por decirlo
amablemente.
Déficit
Dicen que heredaron "cuentas sumamente deterioradas de la gestión predecesora" y que llevan un "resultado económico primario superavitario". Bien. Cualquiera que vea el gráfico que encabezó mi post (que reitero sobre este párrafo) y no tenga muy claro de qué hablamos, dirá que yo miento o que ustedes están locos, pero si logro explicarlo bien, hay un debate muy importante ahí, que vale la pena destacar.
Como se puede observar en este resumen del Cuadro Ahorro Inversión Financiamiento de la Cuenta de Inversión 2012, la afirmación "con un resultado económico primario superavitario" es absolutamente cierta. Pero habla de una forma de ver la gestión de Gobierno con la que me permito disentir: según esta visión, el producto de los impuestos que pagan los porteños no debe financiar ninguna obra, ni siquiera una columna de alumbrado o una rampa para discapacitados. Todo eso puede y debe financiarse con endeudamiento. Así lo he escuchado infinidad de veces de funcionarios que fueron a la Legislatura a hablar de los números de la Ciudad.
Una vez más, me permito recurrir a la cita de Grindetti. ¿En qué quedamos? ¿Nos endeudamos para cubrir mayores necesidades de obras, haciendo que éstas representen una proporción mayor del gasto, o las dejamos atadas a las posibilidades de obtener créditos? Desde ya les digo que puedo aceptar endeudarme para alguna obra puntual, en determinadas circunstancias, y hasta puede llegar a ser la mejor opción. Endeudarse todo el tiempo, para todas las obras públicas, no parece demasiado sostenible que digamos y puede ser catastrófico si no se accede al crédito en tiempos de crisis. Experiencias locales e internacionales sobran.
Ojo, puedo comprender que tengan ese punto de vista. También puedo aceptar que los porteños los votan porque coinciden con esa forma de administrar, pero en mi caso estoy completamente en desacuerdo con esta política y por eso la critico.
Educación y Salud
Podríamos hablar un rato sobre políticas educativas y de vivienda (me encantaría sumergirme en el estudio de la afirmación "reducción de la vivienda irregular" en algún momento), pero voy a centrarme en los datos, ya que me dicen que la educación es el 27% del gasto y salud el 23%. Más allá de que las cifras no son del todo exactas (les admito que se les haya escapado un redondeo para arriba) tampoco es que descubrieron la pólvora (si quieren hablar en términos de función y no por ministerio, los gráficos no serían mejores):
¿Vale la pena mencionar que dentro del Ministerio de Educación aumentó el porcentaje que ocupan las transferencias a escuelas privadas?
¿Son estos cuadros contundentes respecto de la política educativa o de salud? Les voy diciendo que no de antemano para ahorrarles el esfuerzo. Indican lo que indican. Las fuentes están citadas y se pueden chequear. Cada cual saca las conclusiones que le parecen.
En fin, agradecido de debatir con ustedes. Con gusto lo haré en el futuro si es que podemos hacerlo respecto de nuestras ideas.
Como se puede observar en este resumen del Cuadro Ahorro Inversión Financiamiento de la Cuenta de Inversión 2012, la afirmación "con un resultado económico primario superavitario" es absolutamente cierta. Pero habla de una forma de ver la gestión de Gobierno con la que me permito disentir: según esta visión, el producto de los impuestos que pagan los porteños no debe financiar ninguna obra, ni siquiera una columna de alumbrado o una rampa para discapacitados. Todo eso puede y debe financiarse con endeudamiento. Así lo he escuchado infinidad de veces de funcionarios que fueron a la Legislatura a hablar de los números de la Ciudad.
Una vez más, me permito recurrir a la cita de Grindetti. ¿En qué quedamos? ¿Nos endeudamos para cubrir mayores necesidades de obras, haciendo que éstas representen una proporción mayor del gasto, o las dejamos atadas a las posibilidades de obtener créditos? Desde ya les digo que puedo aceptar endeudarme para alguna obra puntual, en determinadas circunstancias, y hasta puede llegar a ser la mejor opción. Endeudarse todo el tiempo, para todas las obras públicas, no parece demasiado sostenible que digamos y puede ser catastrófico si no se accede al crédito en tiempos de crisis. Experiencias locales e internacionales sobran.
Ojo, puedo comprender que tengan ese punto de vista. También puedo aceptar que los porteños los votan porque coinciden con esa forma de administrar, pero en mi caso estoy completamente en desacuerdo con esta política y por eso la critico.
Educación y Salud
Podríamos hablar un rato sobre políticas educativas y de vivienda (me encantaría sumergirme en el estudio de la afirmación "reducción de la vivienda irregular" en algún momento), pero voy a centrarme en los datos, ya que me dicen que la educación es el 27% del gasto y salud el 23%. Más allá de que las cifras no son del todo exactas (les admito que se les haya escapado un redondeo para arriba) tampoco es que descubrieron la pólvora (si quieren hablar en términos de función y no por ministerio, los gráficos no serían mejores):
¿Vale la pena mencionar que dentro del Ministerio de Educación aumentó el porcentaje que ocupan las transferencias a escuelas privadas?
¿Son estos cuadros contundentes respecto de la política educativa o de salud? Les voy diciendo que no de antemano para ahorrarles el esfuerzo. Indican lo que indican. Las fuentes están citadas y se pueden chequear. Cada cual saca las conclusiones que le parecen.
En fin, agradecido de debatir con ustedes. Con gusto lo haré en el futuro si es que podemos hacerlo respecto de nuestras ideas.
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