sábado, 10 de octubre de 2009
Veletas
Imagen: Edición web de Clarín, 16 de julio de 2008
Una veleta es un dispositivo que marca la dirección del viento, y muchas veces los argentinos asumimos nuestra posición en función de la dirección del viento que dicta la opinión publicada en los medios masivos de comunicación.
No estaría nada mal que comencemos por hacernos cargo de ello, educando a nuestros hijos y a nosotros mismos en el hábito de leer aún a aquellos que representan las ideas menos afines a las nuestras.
Eso en dictadura es casi imposible hacerlo. Las dictaduras hacen todo lo que tienen a mano para impedir el pensamiento crítico: matar, secuestrar, torturar, sacar Decretos - Ley.
Cuando los legados normativos de esas dictaduras permiten que unos pocos decidan qué leemos todos, la democracia es casi una caricatura de sí misma. Todos sabemos que en la Argentina existe un grupo de medios que puede decidir si alguien es presidente, o si alguien definitivamente no lo va a ser. Ni hablar de cargos menores.
En el debate por la nueva ley de medios el principal exponente de la oposición lejos estuvo de los bloques políticos que integran el senado. El mayor conglomerado de medios del país, el Grupo Clarín, asumió sin tapujos el rol de opositor atacando desde todos los frentes al Gobierno y ocultando cualquier chanchullo de los dirigentes de la oposición (en especial uno de espías en el que también podría estar involucrado el multimedio).
Muchos de los elementos de presión fueron utilizados ya en la votación respecto del nivel de derechos de exportación (más comunmente conocidos con el nombre de retenciones). En especial, incinerar públicamente a cualquier legislador que pudiese mostrar un cambio en su posición (sólo en el caso de quienes votaran a favor de la ley, claro), aunque luego de la votación sobre la Resolución 125 no pareció algo a resaltar negativamente respecto de la conducta del propio vicepresidente de la Nación, que votó en contra del gobierno que integra.
Además, la votación en general de la ley salió 44 a 24, algo que difícilmente pueda atribuirse a casos de transfuguismo.
Lo que más me preocupa, de todas formas, es el permanente intento de juzgar la actuación de las instituciones (el Senado, la Cámara de Diputados, la Justicia) en función del resultado. Esto es, si el Senado votó en contra de mis intereses o de mis convicciones, poco menos que habría que cerrarlo.
Por eso me parece importante recordar la encuesta que publicaba Clarín en días triunfales. Ese mismo Senado, con sus mismos integrantes, cumplía un rol "beneficioso para la democracia" según el 93,4% de los encuestados (nada menos que 123.268 personas, y pensar que con 600 encuestados se puede vaticinar el resultado de una elección...).
Hoy lo volvió a cumplir. La aprobación de la nueva ley de medios es un paso importantísimo para que exista pluralidad de información, aunque en su implementación el camino va a ser arduo, y el Gobierno tiene una enorme responsabilidad respecto de quienes apoyaron esta norma desde años de lucha y esfuerzo frente a las grandes corporaciones y sus cómplices.
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