miércoles, 11 de noviembre de 2015

Macri y la deuda de la Ciudad


Faltan pocos días para la segunda vuelta y Macri viene primero en las encuestas, mostrando que ha logrado convencer a una importante cantidad de ciudadanos con sus propuestas, incluida su propuesta económica. 
En este blog hemos seguido el tema del endeudamiento de la Ciudad durante la administración Macri. Se puede hacer un repaso a las distintas notas haciendo clic aquí.
Si bien tengo información como para escribir mucho más que un post, intentaré hacer una síntesis lo más apretada posible de lo que ha sido la política de endeudamiento macrista, con varios ejemplos concretos.
El gráfico que encabeza este post muestra que la deuda (con datos del cierre del segundo trimestre del 2015 que son los últimos disponibles), se ha multiplicado por cuatro (en dólares) hasta ahora. No obstante, y si bien se pueden extender algunas conclusiones con estos números, les sugiero no adelantarse hasta ver el resto.

¿Para qué endeudarse?

Decía el hoy Ministro de Economía de la Ciudad (intendente electo de Lanús), Néstor Grindetti, antes de asumir su cargo, en su segunda visita a la Legislatura, en el marco de las reuniones para aprobar el Presupuesto 2008, el 23 de noviembre de 2007:
"la inversión no ha sido para nada ambiciosa en estos años. El promedio de estas columnas prevé una inversión del orden del 11.5 por ciento respecto del gasto desde el año 2000 hasta el 2007. La administración actual proponía un 14 por ciento y nosotros pensamos llevarla al 22.9 por ciento respecto del gasto. Esta situación claramente ha generado en la ciudad lo que me parece que corresponde llamar “pasivo de infraestructura"
Más allá de lo poco atinado que parecía entonces elaborar un promedio que incluyera los peores años de la crisis con la que nuestro país encaró el comienzo del milenio, lo que hacía el Ministro era plantear que gracias a la deuda se podía hacer un poco más de obra, mejorando fuertemente la participación de la inversión en infraestructura en el gasto.
El resultado de las cuentas de la Ciudad durante el Gobierno de Mauricio Macri fue fuertemente deficitario, salvo en el 2010 en que apenas se superó el equilibrio:


Acá vale la pena despejar un argumento reiterado por parte del macrismo respecto del financiamiento nacional. Teniendo en cuenta los fuertes aumentos de impuestos y tasas por parte del Gobierno de la Ciudad durante los últimos años (ABL por ejemplo), los ingresos provenientes de la Coparticipación Federal de Impuestos se han mantenido estables en relación a los recursos de la Ciudad:


¿Qué se hizo con la deuda? 

El Gobierno de Macri contó con más recursos para gastar provenientes de tres fuentes: crecimiento económico, aumento de impuestos y tasas y crecimiento de la deuda.


Lo que nos muestra este gráfico es el porcentaje de inversión en obras y equipamiento de un periodo que abarca los siete años de gobierno de Macri y los tres años anteriores. La línea de arriba indica el total. Como se puede observar, no ha habido un salto en la inversión acorde a lo que dijo Grindetti en su presentación ante la Legislatura. El promedio para los años de gestión macrista es apenas unas décimas más alto que el de los tres años anteriores: 16,18% contra 15,80%. Esto significa que de cada 100 pesos extra obtenidos por la dinámica de crecimiento, aumento de impuestos y deuda que mencionábamos más arriba terminó en aproximadamente un 85% alimentando el gasto corriente del Gobierno de la Ciudad.
La línea inferior lo grafica de otra manera, mostrando que el nivel de inversión financiado sin deuda se acercó en algunos ejercicios al 4,54% de inversión que hubo en el año 2002, cuando a duras penas la Ciudad logró pagar los salarios sin recurrir al uso de cuasimonedas.

El carro delante de los caballos

Lo que mostramos hasta ahora indica un aumento muy fuerte de la deuda en dólares que sirvió para financiar mayormente gasto corriente. Primer problema: si la deuda financia gasto corriente, la Ciudad se vuelve más vulnerable a las crisis que puedan afectar el financiamiento público.
La dinámica del endeudamiento de estos años ha mostrado en forma bastante clara la voluntad de tomar deuda y luego decidir su uso. Un ejemplo claro ha sido el endeudamiento que se tomó en 2010 para extender las líneas de Subte: 300 millones de dólares al 12,5% de interés anual (la Ciudad prácticamente dejó de atender la expansión de la red con recursos corrientes no afectados específicamente para reemplazarlos por endeudamiento y así y todo tuvo dificultades muy serias para ejecutar los recursos):


Como se puede observar, al cambio del momento esos 300 millones de dólares significaron un ingreso de algo más de $ 1.175 millones que se demoró cuatro años en gastar. El primer año, de hecho, se pagaron intereses por casi la misma cifra que se utilizó, y mientras SBASE no recibía el dinero la Ciudad depositaba los fondos a plazo fijo en pesos generando pérdidas millonarias.

Un ejemplo más concreto del ingreso de endeudamiento para invertirlo en condiciones ruinosas quedó documentado en el Informe de Auditoría 4.12.04, que detalla el estado de la caja del Gobierno de la Ciudad al cierre del 2011. A esa fecha, la Ciudad tenía colocados $ 373 millones en letras del tesoro:


Por estas letras de corto plazo, la Ciudad pagaba un promedio de tasa del 19,31%:


Mientras tanto, a la misma fecha, se habían colocado $ 300 millones a plazo fijo:


Como se puede observar, entre el 19 y el 29 de diciembre del 2011 la Ciudad constituyó seis plazos fijos a tasas muy inferiores que las que pagaba por las Letras del Tesoro, llegando en la mitad los casos a obtener rendimientos de apenas un tercio de las tasas que pagaba por las letras.

Deuda a la basura

Otro ejemplo, que además costó a los funcionarios una denuncia penal, tiene que ver con el pedido de autorización cursado a la Legislatura en 2013 para colocar 260 millones de dólares para la construcción de una Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos y para el acondicionamiento de las existentes y de los Centros de Transferencia de residuos.
Poco más de la mitad de esos 260 millones, 146, se colocaron el 22 de enero del 2014, en plena devaluación, con un dólar a $ 7,14. Al día siguiente el dólar pasó a valer $ 8, lo que significó una pérdida para la Ciudad de 17 millones de dólares en 24 horas.
En la ampliación aprobada en junio de 2014 se destinaron 1.312 millones de pesos de esta deuda para darle un anticipo financiero a los adjudicatarios del nuevo contrato de higiene urbana para que puedan comprar camiones. El resto, 772 millones, se usó para financiar el incremento del déficit resultante de la ampliación presupuestaria, es decir, para gastos corrientes.

El peso de la deuda

Este último ejemplo, en el que un grupo de avispados utilizó las cuentas de la Ciudad para hacerse de un seguro de cambio en plena devaluación, da pie a que pensemos en cómo medir el aumento de la deuda del que hablamos al principio. Para un distrito que no incide en la formulación de la política monetaria ni genera recursos en moneda extranjera, lanzarse al financiamiento con instrumentos como los bonos dolar línk puede ser muy riesgoso.
Es así que al cierre del año 2014 el 99% de la deuda estaba nominada en moneda extranjera o atada a su valor (hay una pequeña reducción del porcentaje en el curso del 2015 producto de la colocación de letras a corto plazo y de bonos en pesos). Eso hace que la devaluación del peso impacte fuertemente en el stock de deuda de la Ciudad: la deuda medida en pesos saltó entre el 2013 y 2014 de $ 11.929 millones a $ 18.461 millones.


Como se puede observar, hay un importante deterioro de la relación entre deuda e ingresos en los últimos tiempos, que además, si se produjera una devaluación en línea con la que los economistas del macrismo están dejando entrever en caso de ganar la elección nacional, sería bastante peor, más allá de que se trata de una relación bastante cómoda: los intereses de la deuda, en el 2007 representaban el 1,29% de los gastos, en el 2014 alcanzaron el 1,86%.
Para cerrar, dejo otro gráfico para poder medir un poco mejor la carga de la deuda: el perfil de intereses:


Como se puede observar, el perfil de vencimientos es de corto plazo y con especial impacto en años electorales (nótese que en años electorales lo lógico es que un gobierno tenga mayores necesidades a la hora de negociar nuevo endeudamiento para cumplir con los vencimientos).
En definitiva, Macri tomó una Ciudad desendeudada a la que le imprimió una política de endeudamiento fuertemente atada a la moneda extranjera, de corto plazo y que sirvió para financiar gastos corrientes (que por definición son más difíciles de cortar coyunturalmente). Si bien la relación deuda ingresos sigue siendo bastante razonable, los vencimientos se acumulan a corto plazo especialmente en años electorales y por la moneda en que está nominada la deuda la Ciudad es especialmente vulnerable al resultado de una devaluación del peso como la que Macri seguramente realizará en caso de llegar a la presidencia.


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