Imagen: Spot publicitario del Gobierno de la Ciudad (www.buenosaires.gov.ar)
La discusión sobre políticas públicas se puede hacer cotejando datos o a través de impresiones. Para cotejar datos se requieren fuentes confiables y colectar cifras que sean útiles a los fines que se persiguen.
Cuando no existen estadísticas serias y actualizadas (da mucha vergüenza lo que sucede con el Instituto Nacional de Estadística y Censos), cuando no se cuenta con series de datos que permitan dar contexto a las cifras, la discusión sobre políticas públicas pasa a depender de opiniones, y por sobre todo de quienes las forman y difunden.
Si los medios de comunicación se utilizan para difundir lo que el aparato publicitario de un Gobierno quiere o si desean hacer todo lo contrario en defensa de sus intereses como empresas, será difícil confrontar la opinión publicada sin contar con buenos datos estadísticos.
En estos días en los que un escándalo sobre espionaje a dirigentes opositores se encuentra en plena ebullición en la Ciudad, es llamativo comparar la cobertura de los distintos medios masivos de comunicación: mientras algunos publican avances a diario y llevan a la primera plana el asunto, otros le han dado cobertura mínima al tema, como si no tuviera importancia. Sin duda no es lo mismo que mientras un día la nota es tapa de un diario, otro periódico se dedica a informar sobre las molestias que ocasiona la caca de los perros en un barrio de la Ciudad.
Es así que sometidos a la confusión informativa y a la mentira habitual, los ciudadanos ejercen su derecho a votar sin contar con información adecuada y la democracia se deteriora.
Las campañas publicitarias, y en general las declaraciones públicas de los miembros del Gobierno de la Ciudad, tienen la particularidad de brindar muchas cifras sobre obras y gasto público, pero casi nunca se toman en contexto. Se utilizan las cifras sobre inversión pública a valores nominales para compararlas con años anteriores y se subraya el crecimiento del gasto, cuando muchas veces la comparación a valores constantes obligaría a concluir lo contrario de lo que se desea comunicar.
Otras veces se hacen afirmaciones del tipo "se dieron 24.700 soluciones en materia de alumbrado público", lo que incluye desde colocación de nuevos postes de luz al cambio de una lamparita, todo por igual. Además, si bien la cifra puede sonar a muchísimo, hay que ver de qué periodo de tiempo se está hablando y cuánto se acostumbraba hacer en periodos similares durante otros años. Es decir, podría ser verdad que se hizo más que nunca, podría ser perfectamente lo contrario.
Cuando hablamos de infraestructura escolar, encontramos el mismo patrón de comunicación: cifras que no dicen nada. Por eso me tomé el trabajo de analizar la ejecución presupuestaria en materia de infraestructura escolar y compararla con años anteriores.
La primera sorpresa que me encontré, a pesar de las declaraciones y del presupuesto supuestamente record en infraestructura escolar para el año 2008 (algo que fue parte del discurso PRO incluso durante la última campaña electoral), es que tomando el periodo 2003-2008 (lamentablemente no cuento con los datos de años anteriores) el porcentaje de ejecución del presupuesto fue por lejos el más bajo: 56,93%. Había sido del 65,42% en 2003, 66,16% en 2004, 92.8% en 2005, de un sorprendente 130,62% en 2006, y del 86,54% en 2007.
Por otra parte, la ejecución presupuestaria al segundo trimestre de 2009 (últimos datos suministrados por el Gobierno de la Ciudad) es en el rubro construcciones de apenas el 17,46%. En este caso, con un presupuesto para infraestructura escolar substancialmente menor (en términos reales y nominales) al presupuesto del año anterior, a pesar de que este año podemos esperar una tasa de inflación superior al 15%.
O sea, nada parece indicar que deseen cambiar la tendencia. Por eso es difícil creer el argumento de que la venta de terrenos de la zona de Catalinas Norte, que la semana pasada se votó en segunda lectura con las mismas mayorías que en la primera votación se va a destinar a mejorar la infraestructura escolar.
Lo más preocupante es que el presupuesto que el Poder Ejecutivo de la Ciudad envía para el año 2010 es mucho menor al que se envió para los años 2008 y 2009: apenas $ 145.293.903. Aún si se ejecutara este presupuesto en su totalidad, en términos reales la inversión sería por lejos la más baja de los últimos 8 años (sólo podría ser peor en 2009 si la ejecución en el segundo semestre fuera un desastre de proporciones bíblicas).
Claramente la educación pública no forma parte de las prioridades de esta administración.
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