lunes, 6 de septiembre de 2010

Ahora dicen que sobran $ 800 millones


La preparación de un proyecto de Ley de Presupuesto requiere de una compleja negociación en la que se dirimen pujas hacia adentro de una administración y, por qué no, hacia afuera también. Es la formulación de una agenda de Gobierno (con la particularidad de que en nuestro país es supuesta, ya que la ejecución puede cambiar su sentido drásticamente) y requiere también de un cierto nivel de acuerdo por parte del Poder Legislativo, a la postre encargado de darle sanción.
Paralelamente, es asimismo necesario un importante trabajo técnico en la estimación de ingresos. Influyen en manera decisiva las previsiones de inflación y crecimiento económico, que dan sustento a los cálculos. En el caso del presupuesto nacional, también es importante la evolución de tipo de cambio, ya que ello incide, por ejemplo, en los ingresos por derechos de exportación, comunmente llamados "retenciones".
Cuando en el mes de abril el Gobierno de la Ciudad envió a la Legislatura dos proyectos (936-J-2010 y 937-J-2010) destinados supuestamente a pagar aumentos salariales y a generar los recursos para ese fin, pudimos asistir a la primera comprobación de un trabajo presupuestario mal hecho: la inflación que había estimado el Gobierno de la Ciudad para confeccionarlo era de tan sólo un 6,5% (muy cerquita de la inflación estimada por el Gobierno Nacional, que era del 6,1%), y apenas había sido corregida por el Poder Legislativo al aprobar el Presupuesto 2010.
Decíamos en un artículo respecto de la presentación de estos dos proyectos:
"la ausencia de recursos programados para aumentos salariales obliga a una rediscusión del presupuesto toda vez que en algún momento las partidas presupuestarias aprobadas han de tornarse insuficientes. Durante los últimos años, los efectos de la inflación han provocado la ampliación de diversas partidas a través de la Legislatura, pero siempre en la segunda mitad del año."
Llamaba la atención que la presentación se hiciera en abril, y respecto de Mauricio Macri afirmábamos que:
"del Ministro de Economía para abajo, no debe tener a nadie que le entregue un número, aunque sea aproximado, de qué inflación estimar. Presentar una nueva evaluación de ingresos sin poder entregar a los legisladores aunque sea un número para que se pueda analizar las cuentas públicas es poco serio."
Sin esos datos esenciales, presentar además un proyecto para aumentar alícuotas de Ingresos Brutos (algo así como que el Gobierno Nacional incremente el IVA, pero sin el escándalo que se hubiera armado sin la amable cobertura que se dio al tema en los principales medios), era por lo menos irresponsable: ¿cómo saber si hacía falta aumentar los impuestos si no podíamos calcular la recaudación de los que ya existían? ¿cómo calcular incluso el impacto de los nuevos aumentos?
Es así que la Legislatura finalmente dio la aprobación a dos Leyes que permitirían incrementar el gasto en $ 1100 millones. De esa cifra, poco más de $ 500 millones provendrían de la suba de impuestos.
La postura de la oposición fue entonces la misma que se planteó en este blog:
"si se contara con estimaciones de crecimiento e inflación realistas se podrían obtener los recursos sin necesidad de aumentar los impuestos."
Ahora resulta que el Gobierno de la Ciudad estima ingresos adicionales a esos $ 1100 millones por $ 800 millones de pesos más (y resulta que no había plata para infraestructura escolar). Me pregunto si la siguiente afirmación de Néstor Grindetti (Minstro de Economía del Gobierno de Mauricio Macri) habrá sido una crítica hacia alguien o una confesión:

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